El 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa en 1993, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo la recomendación de la Conferencia General de la UNESCO.
La fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la Declaración de Windhoek, en la cual los representantes de medios de comunicación africanos que participaban en un seminario organizado por la UNESCO en la capital de Namibia, elaboraron un documento donde se recogían los principios de la libertad de prensa.
“Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (Unesco, por las siglas de su nombre en inglés: United Nations Educational Scientific and Cultural Organization), exhortan a los gobernantes a respetar sus compromisos con la libertad de prensa, y, al tiempo, les piden a los directores, editores y reporteros de los distintos medios que reflexionen sobre la necesidad de desarrollar sus labores enmarcados en la ética profesional”.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), expresó que en Colombia, el año de 2024 sido el más letal y con mayor número de ataques de la última década a los profesionales de la comunicación.
En estos primeros meses del año esa tendencia permanece: entre el 1 de enero hasta el 2 de mayo, hay registro de 57 amenazas y el asesinato de un periodista, Óscar Gómez Agudelo.
También, es evidente el aumento de las intimidaciones, los casos de acoso judicial, las campañas de desprestigio por parte de funcionarios públicos, así como en el debilitamiento económico de los medios.
El ejercicio del periodismo es considerado de alto riesgo en todo el mundo por la relación entre los que ostentan el poder y los grupos al margen de la ley, que coinciden en querer imponer su capacidad para que el comunicador solo comunique lo que les convenga, so pena de ser desprestigiado, amenazado y muchas veces asesinado.
Un mundo sin prensa libre que pueda informar sobre los acontecimientos que suceden, no es más que permitir la convivencia con el mal en toda su expresión. También es de resaltar la importancia en que los profesionales desarrollen su labor con ética, rigurosidad y transparencia.
Estamos en una época donde la era digital se tomó las comunicaciones en el mundo y la falta de control y transparencia a permitido el ingreso de grupos que usurpan el periodismo deteriorándolo donde dicen y mostrando lo que les interesa sin el respeto a la profesión.
El “todo vale” de los llamados poderosos ya sea por su posición en el estados, sociedad o con las armas, le ha permitido crear grupos, llámense “Bodegas”, donde los mal llamados influencers hacen lo que sea por un like. Es allí donde se confunde la noble labor del periodista porque la sociedad no sabe que es verdad y que no.
