El chip Willow, sucesor del revolucionario Sycamore presentado en 2019, destaca no solo por su impresionante velocidad, sino también por su capacidad de reducir los errores de forma exponencial al utilizar un mayor número de cúbits, las unidades fundamentales de computación cuántica. Esta característica lo posiciona como el primer sistema “por debajo del umbral”, un logro en el campo que abre nuevas posibilidades para el desarrollo de la computación cuántica práctica.
Google Quantum AI, el equipo detrás de este avance, llevó a cabo pruebas de muestreo de circuito aleatorio (RCS) para demostrar el rendimiento de Willow frente a Frontier, confirmando su capacidad para resolver problemas extremadamente complejos de manera efectiva. Según Hartmut Neven, líder del equipo, este progreso confirma que es posible construir ordenadores cuánticos útiles y de gran escala capaces de superar las limitaciones de la computación clásica.
Los potenciales de la computación cuántica con Willow son vastos. Se espera que este chip sea clave para resolver problemas en áreas como el descubrimiento de nuevos fármacos, el desarrollo de sistemas de cifrado avanzados y la mejora de algoritmos de inteligencia artificial. Al procesar grandes cantidades de datos de manera más eficiente, la computación cuántica podría acelerar significativamente el desarrollo de la inteligencia artificial general, un hito que transformaría la tecnología moderna.
A pesar de estos logros, Google reconoce que aún queda un largo camino por recorrer para construir una computadora cuántica completamente funcional y tolerante a fallas. Sin embargo, Willow marca un punto de inflexión en este esfuerzo, con el potencial de revolucionar no solo la tecnología, sino también la forma en que abordamos problemas científicos y sociales.