La reforma, incluye la creación de nuevos centros fronterizos para acoger a inmigrantes irregulares mientras se procesan sus solicitudes de asilo y busca acelerar las expulsiones de aquellos que sean considerados inadmisibles.
De aprobarse esta reforma se le exigiría a todos los países que hacen parte de la Comunidad Europea, compartan la responsabilidad de acoger a solicitantes de asilo.
La discusión se ha dado después de la llamada crisis migratoria de 2015 donde llegaron cantidad de personas irregulares desde Siria y Afganistán.
Dentro de los opositores a la norma está el primer ministro húngaro, Viktor Orban, al considerar que el nuevo sistema impone obligaciones desproporcionadas a ciertos países.
Por su parte Amnistía Internacional advirtió que la reforma “conducirá a un mayor sufrimiento humano”, teniendo en cuenta los riesgos que enfrentan los migrantes en los centros fronterizos y durante el proceso de deportación.
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